viernes, 11 de mayo de 2012

AMELIA

Amelia Correa en su personaje " Matty" de la obra de teatro "La Inmortal"

La vida la llevaba a  prisa. Apenas contaba con trece años de edad y ya se encontraba inmersa en una relación romantica.  A los catorce años podia sentir cómo su vientre mágicamente se abultaba para traer al mundo a su primera hija, María Luz. La ilusión de una nueva vida, que era su responsabilidad, la enfrentó inesperadamente a una realidad ineludible; se convertía en mujer antes de tiempo. Atrás debían quedar sus sueños fantasiosos, sus ansias de aprender, su deseo de brillar en la sociedad, aunque muy dentro de su ser sabía que era alguien especial.
Con el pasar de los años siguieron llegando más niños, más responsabilidades, menos tiempo para ella. La miseria, el hambre y las enfermedades le arrancaron del alma algunos de sus retoños.  A los otros se los pudo ella arrancar de los brazos a la muerte. Mientras más crecían sus hijos se crecía ella también en edad cuerpo y sabiduría.  Traía dentro de su alma una imagen grabada; se soñaba vestida de blanco, con su cofia, sus medias y zapatos blancos. Cada vez que veía a una enfermera con uniforme suspiraba y decía: "¡Algún día... algún día!".  Su esposo nunca permitió que ella trabajara o que fuera a la escuela a terminar su educación.  Había muchos niños que atender, mucho trabajo que hacer en la casa.  Al pasar los años su esposo enfermó y ella le dedicó todos sus cuidados.   Él sabía que ella había sacrificado muchas cosas para dedicarse a la familia, así que un día él le dijo: "¡Qué podré hacer para pagarte tanto sacrificio!" y ella, que también llevaba una artista  aferrada al alma, le contestó sin pensarlo dos veces: "Cuando te recuperes llévame a participar a Tribuna del Arte".
El conocido Tribuna del Arte era un programa radial de artistas aficionados, muy famoso en aquellos tiempos, animado por Don Rafael Quiñones Vidal; de ahí salieron muchos cantantes que luego se hicieron famosos.  Cada sábado Amelia escuchaba el programa y se transportaba imaginariamente a la estación de radio. Su talento para cantar estaba más que probado. Poseía una melodiosa voz  natural que llamaba la atención de quien la escuchara cantar. Todos sabían que ella era totalmente capaz de ganar el galardón principal del programa de radio y su esposo también lo sabía: "Te prometo que si me levanto de esta cama te llevo a Tribuna del Arte, pero si me muero vé tú porque mi espíritu irá contigo". 
Algún tiempo después su esposo falleció y ella decidió mudarse con su carga de hijos del campo al pueblo.  Necesitaba moverse hacia un lugar donde se le hiciera más fácil conseguir trabajo y de paso tener un mejor lugar donde terminar de criar a sus cinco hijos.  Así que un buen día llegó el vehículo que transportaría a la familia hacia su nueva morada. Las pocas pertenencias que tenían cabían perfectamente en el camión y hasta sobraba un espacio cómodo para que los niños viajaran en la parte trasera. 
Después de algunos meses ubicándose y adaptándose a su nueva vida, se vistió con sus mejores galas y se fue en transportación pública hasta la estación de radio donde se transmitía el programa.   Allí en los ensayos descubrieron que ella se desarrollaba mejor cantando la música típica puertorriqueña.   Sus hijos en la casa esperaban el momento cumbre cuando por primera vez escucharían a su madre cantar a través de las ondas radiales.  ¡El momento llegó!  Don Rafael Quiñones Vidal anunciaba:   "Ahora con nosotros tenemos a esta joven viuda, 'la viudita alegre' Amelia Correa Cruz,  que nos canta un Seis Fajardeño, escrito por su padre, Don Juan Correa Félix".  La voz de Amelia se esparcía llegando hasta los rincones menos imaginados y llenando aún la  sala  de su casa y en ella, presos de una indescriptible emoción, se encontraban sus más fieles fanáticos.   La emoción fue mayor cuando al finalizar su actuación  Don Rafael Quiñones Vidal anunció: "Y nuestra viudita alegre se ha ganado: ¡una, dos, tres estrellas!". Este era el máximo galardón para la primera noche; tres estrellas que, además de significar que Amelia entraría a la segunda etapa, tambien representaba el premio de tres dólares que para ese tiempo ¡eran muy buenos!  Los que no ganaban recibían la "pesetita voladora", o sea, veinticinco centavos para el pasaje de regreso a sus casas.  Llegó la segunda semana y Amelia volvió a manifestar su maravilloso talento, esta vez ganó ocho estrellas.  A la tercera semana 'la viudita alegre' estaba muy nerviosa, pues si ganaba el premio de cincuenta estrellas entraría a formar parte la "Academia de Tribuna del Arte", donde tendría la oportunidad de participar del programa por un año para luego graduarse y recibir su diploma como toda una profesional en el arte del canto.  Toda su fanaticada estaba pendiente junto a la radio, los que la admiraban y estában seguros de que pasaría la prueba. Esperaban el momento cumbre en que se anunciaría el ganador de la noche, cuando de momento comienzan a fluir a través del aire los dulces acordes instrumentales de la melodía Campanitas de Cristal.  Los que estaban en el estudio fueron testigos oculares del momento en que el distinguido caballero Don Rafael Quiñones Vidal caminó hacia Amelia, gentilmente se inclinó ofreciéndole su brazo y con mucho orgullo desfiló con ella por todo el estudio a la vez que decía:  "¡Esta mujer canta mejor que un hombre!  Señoras y señores,  la ganadora de las cincuenta estrellas es...  Amelia Correa Cruz".  La algarabía corrió por medio de las ondas radiales y llegó hasta su hogar donde todo era emoción y sabor a victoria.  Esa fue la recompensa al sacrificio y al deseo de lograr lo que se quiere.  Amelia finalmente había comenzado a realizar su sueño y semanalmente iba a la emisora hasta que recibió su diploma de Tribuna del Arte.  Después de esa experiencia cantó en distintos lugares con nuevos bríos y nuevo nombre: 'La Consentida de Gurabo'.   Así pudo confirmar que, como dice la biblia, "Todo es posible si puedes creer".  
Su nueva vida trancurría llena de mucho trabajo, esfuerzo y capacitación diaria. Poco a poco abría sus ojos a este mundo que ofrecía recompensas a todo aquel que quisiera desarrollarse y sobre todo esforzarse. Después de un tiempo de trabajar como empleada doméstica en casas de personas pudientes se fue a trabajar a una fábrica de carteras y luego a diferentes escuelas públicas del pueblo de Gurabo como empleada de comedores escolares. 
El tiempo pasaba de responsabilidad en responsabilidad, sus hijos crecían y ya ella tenía un nuevo compañero y un nuevo hijo. Continuaba trabajando sin cesar,  pero dentro de su alma permanecía ese ferviente deseo de convertirse en enfermera. Ya había entrado a los cuarenta años y cada vez veía que su sueño estaba más lejano. Existe una ley divina que muy pocas personas conocen.  Todos alguna vez la han mencionado aunque realmente muy pocos le conceden la oportunidad de dejar de ser palabra para que se convierta en poder. Esa palabra mágica es la fe. No es esa fe romántica, no es esa fe vana, es esa fe que te hace ver las cosas que aún no son como si fueran. Amelia fue empujada por esa fe en medio de sueños y revelaciones.  Ella le había orado a Dios por el logro de su sueño. Le había dicho: "Dios, ya mis hijos están grandes yo creo que este debe ser mi tiempo para trabajar sobre mi meta; por favor, hazme saber si me conviene embarcarme a esta edad en este proyecto tan difícil".  Esa noche entró en un plácido sueño, llegó hasta una gran sala donde había muchas personas  y alrededor  se distinguían unos inmensos ventanales. El sol se colaba en todo su esplendor llenando la sala de luz.  Amelia caminaba por el lugar admirada por su hermosura.  Al fondo pudo apreciar una figura que llamó su atención,  en ese momento la figura comenzó a levitar acercándose hacia ella; inmediatamente supo que era un ángel, un ángel negro que irradiaba paz y armonía. Entonces le dijo:  "Amelia, sé que hace muchos años estás tratando de llegar hasta lo que es la misión de tu vida; ahora es el tiempo, vé y estudia que yo te voy a ayudar. Este sueño fue la confirmación que estaba esperando.  Inmediatamente comenzó a hacer los trámites para ingresar a  la escuela de enfermería Marta del Río. Muchas personas se sorprendieron de ver estudiando a una  mujer que supuestamente ya tenía su vida hecha y no faltó el ignorante que comentara que eso era una pérdida de tiempo.  Un año después Amelia desfilaba vestida de blanco realizando la ceremonia de "Toma de Cofia" y  luego se graduaba llevando en sus manos una lámpara encendida, símbolo de amor y compromiso ante los demás.  Finalmente se jubiló después de haber disfrutado más de veinte años de trabajo ayudando a miles de personas en el área de emergencias y en las salas de parto y post-parto del Hospital Sub Regional de Caguas, Puerto Rico.  Logró su sueño y aún después de haberse jubilado, sigue soñando con la misma intensidad porque aprendió que:
                   ¡Soñar es la llave que activa la fe! 

4 comentarios:

  1. Sonia Cardona, Doña Amelia, me asistio en unos de mis parto, el cual ella me brindo su apoyo tanto como de enfermera, como de madre. Pq yo estuve un parto prematuro de placenta previa, casi muero, Doña Amelia jamas se aparto de mi lado. Estuvo muy al pendiente y lloro junto conmingo cuando se entero q mi bebe dos dias despues murio. Mas q orgullosa me siento de q ahora soy parte de su familia. Dios la bendiga

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  2. Gracias Sonia por tu comentario. Mi mamá asisitió muchos partos en Caguas, en el hospital Sub Regional. Ella logró su sueño de convertirse en enfermera y cumplió con su profesión a cabalidad por eso estamos muy orgullosos de ella. Bendiciones

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  3. escribiendo2007cmc@yahoo.com

    AUN EN EL OTOÑO DE SU VIDA AMELIA CORREA SIGUE AYUDANDO A OTROS Y PREOCUPANDOSE POR LOS DEMAS. ME PARECE QUE DE AHI SACA SU FUERZA INTERIOR. ES UN ANGEL QUE LLEGA A TU VIDA EN EL MOMENTO OPORTUNO PARA SERVIRTE DE APOYO. MUJER VIRTUOSA Y LLENA DE BONDAD, ESA ES MI MADRE. POR ESO HAY QUE APOYARLA AHORA, CUANDO LO NECESITA, PARA QUE TENGA UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA, HASTA QUE DIOS QUIERA.

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  4. A SONIA CARDONA:

    ASI COMO A TI, AMELIA CORREA AYUDO A MUCHAS MUJERES CON DIVERSAS COMPLICACIONES. AHORA, CUANDO MENOS SE LO PIENSA, HAY MUJERES QUE LE DICEN, YO LA CONOZCO A USTED. USTED FUE LA ENFERMERA QUE ME ASISTIO EN EL PARTO Y ME TRATO MUY BIEN, ME DIO UNA SABANA CUANDO LA NECESITE O ME TRAJO UN CALDITO CALIENTITO EN EL MOMENTO OPORTUNO... Y ASI ME HA CONTADO VARIAS HISTORIAS DE PERSONAS QUE LA DETIENEN EN LA CALLE PARA AGRADECERLE SU SERVICIO COMO ENFERMERA Y EXCELENTE SER HUMANO. MIRA QUE MUCHAS VUELTAS DA EL MUNDO QUE A TI TE ATENDIO TAMBIEN SIN IMAGINAR QUE AÑOS MAS TARDE TE CONVERTIRIAS CASI EN SU NIETA. YESS!!!

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