lunes, 30 de enero de 2012

SOMOS IGUALES ¡UJUM, UJUM, UJUM!

Durante mis largos años de matrimonio me ha tocado en muchísimas ocasiones ser ama de casa.  Desde niña se me  enseñó a llevar todas la tareas del hogar y a regañadientes las aprendí. A los doce años ya tenía las habilidades y los conocimientos  suficientes como para hacer funcionar un hogar efectivamente, (Ojo que no dije perfectamente, pero si a un nivel de c+, lo cual es aceptable).     No es tarea que me agrade o desagrade, el asunto es que padezco de un despiste crónico que me lleva a estar la mitad del día en el aire.  Ahora, a una edad más avanzada sé que es una condición que de haber buscado ayuda hubiera sido tratable pero he vivido toda mi vida con ella y en mayor o menor grado he podido desarrollarme normalmente, aunque a veces he necesitado que me sacudan para bajarme de la luna.   Lo que sucede es que soy escritora del alma y las musas con demasiada facilidad me abrazan y me llevan a volar con ellas.  Yo, simplemente me dejo llevar y cuando me doy cuenta ya ha pasado mi día.   Pero tengo mis estrategias cuando quiero hacer una labor física para el bienestar de la familia.  Una de las cosas que  me motivan es preparar los alimentos para mi esposo. Cuando él llegaba a la casa después de su trabajo  la comida debía estar lista.  Claro, él  trabajaba para la familia, a mí me correspondía tener el hogar en condiciones agradables y una buena comida sobre la mesa.   Mi anhelo era escucharlo decir algo como “Wow, que rica está la comida o mami te botaste, esta comida está deliciosa”.  Era como el aplauso a mi esfuerzo sobrehumano de estar durante el día con los pies puestos sobre la tierra y no en martes o venus donde a mi realmente me gusta estar.   Bueno, pero él cansado, con demasiada frecuencia olvidaba ese pequeño detalle.  Yo me molestaba muchísimo y cuando tenía oportunidad  le reclamaba su falta de agradecimiento por la comida y  las labores domesticas que yo realizaba.  Mientras él me contaba de las vicisitudes  que atravesaba en su trabajo, mi conversación para él eran los más recientes capítulos de las novelas de moda.  ¡Con cuanta emoción le contaba sobre el primo de la protagonista que tenia amores con la hija de la vecina que a su vez era esposa del sargento de la policía!  Él simplemente me escuchaba y repetía ujum, ujum, ujum.  Y yo le reclamaba. “Ay, tu no me presta atención, no te interesan mis asuntos”.      
Las cosas con los años cambian,  hace dos años tuvo que dejar de trabajar. Yo conseguí un trabajo así que los roles cambiaron.   Ahora él hace todo aquello que me correspondía a mí hacer antes.  Prepara unos platillos deliciosos, es mejor amo de casa que yo.  Como llego tan cansada del trabajo a veces me siento a comer  y no le digo piropos a su comida, entonces él me dice,   “Hum, parece que la comida estaba mala, no te gustó verdad”.     Si nene, estaba deliciosa”. Le contesto avergonzada por mi olvido,  pero cuando comienza a contarme de sus novelas mi mente se escapa hasta el quinto cielo y simplemente le contesto “ujum, ujum, ujum.”  
                                                                                            
                                                                                                  Copyright:  Idalia Castro Correa

domingo, 29 de enero de 2012

LA LICENCIADA



Se encontró de frente al edificio de las leyes. Muchas veces había estado allí y siempre la experiencia le resultaba agradable. Ver y en alguna manera u otra, interactuar con las personas que allí se encontraban le confirmaban el deseo de ser parte de ellos. Los jueces y los abogados que prestaban sus servicios en esta corte poco a poco iban identificándola, aunque nadie sabía de cierto a qué bufete pertenecía ni cual era su especialidad. Sólo sabían que ella andaba por los pasillos de aquí para allá con su cabello peinado al estilo san Antonio, vestida de negro de arriba abajo, sonando con firmeza sus finos tacones y portando un maletín negro.

Orgullosa levantó la cabeza, respiró profundo, abrió la puerta y se internó en el edificio. Subía y bajaba las escaleras, andaba por los pasillos y nunca faltaba quien le preguntara : "Licenciada, ¿dónde queda la oficina de Don Rafa, el Juez?" a lo cual ella contestaba indicándole el lugar. Luego proseguía su caminar constante, su subir y bajar escaleras, su recorrido de pasillos. A la hora del almuerzo se reunía en la cafetería con sus colegas y hasta de vez en cuando se arriesgada a tirar una que otra broma.

Un día, al salir en la tarde del edificio de las leyes, caminando hacia la parada del autobús sintió el peso del maletín, la molestia de los altos tacones y sorprendida miró su cuerpo vestido de negro y se preguntó asombrada: "¡Ay Dios mío! ¿y qué hago yo con todo esto?". Un destello de luz brilló en su entendimiento, entonces recordó que meses antes había muerto su esposo y que durante este tiempo ella había vivido como en una especie de sueño, tal vez materializando sus deseos de verse como una profesional; codeándose con aquellos que tuvieron la dicha de estudiar y confundiéndose entre los que tenían el porte y la elegancia que representaban la opulencia y el progreso constante.

Sumergida en el juego de su mente, dio rienda suelta a sus anhelos, aunque realmente fuera una madre viuda con cinco hijos, pobre, salida del campo y sin estudios. Para sus colegas de la corte nunca hubo duda de que fuera la ‘Licenciada’, la elegante y misteriosa mujer que vestía de negro. La que representaba con toda veracidad y orgullo a la fémina profesional de esa época, inspirando en todos: jueces, abogados y compueblanos comunes, autoridad y respeto.
                                                                                                                             copyright: Idalia Castro Correa

Muchas gracias a todas las personas que leen nuestro blog.   Lo estamos trabajando con mucho amor y respeto a nuestros lectores. Recuerda que tu comentario es nuestro aplauso.   ¿Cuántos aplausos le daremos a  La  Licenciada?    Bendiciones

viernes, 27 de enero de 2012

INVOCACIÓN A LOS REGRESOS Juan Daniel Brito

Product Details
Los buenos libros  llegan a nuestras vidas como los buenos amigos, llegan de súbito, sin esperarlos.  Este libro llegó a mis manos como un regalo de mi amiga poetiza Marta Soledad Rodríguez.  De primera intención al ver su portada y contraportada pensé, “hum, se ve profesional.”   Pensamiento que tengo que reconocer fue algo frio, claro, aún no conocía el contenido.   Era sábado, día de limpieza, así que lo coloqué sobre la mesa y seguí en mis faenas diarias no sin antes darle una leve ojeadita.   Durante todo el día estuvo el libro coqueteándome, diciéndome piropos, llamándome y finalmente en la noche comenzó a enamorarme.     Como escritora de un libro de relatos pensé que podía comenzar a  leerlo en cualquier lugar, al azar, así que  leí primero el último de los relatos “EL VIEJO TONTO QUE MOVÍA MONTAÑAS”, me pareció interesante,  pero no entendí muy bien a que venía el asunto.   Después leí  “HE KILLED HIMSELF” Entonces supe que debía leerlo en secuencia.   INVOCACIÓN A LOS REGRESOS”  es un trabajo que sumerge al lector en la situación desesperante que vivió el pueblo Chileno con el derrocamiento del  presidente  Salvador Allende, bajo el mando de Augusto Pinochet.  Juan Daniel Brito, como testigo y victima de esta vergonzosa parte de la historia describe con lujo de detalles el desarrollo de los hechos.  Nos revela verdades, nos abre el entendimiento, nos muestra la crueldad sin límites de 17años de terrible dictadura.  Estuvo muy bien que cerrara su libro con "EL VIEJO TONTO QUE MOVIA MONTAÑAS", finalmente después de leer los relatos anteriores supe que este relato es un llamado de acción y una advertencia de que el pueblo seguirá luchando por defender sus  derechos.   Todo en el libro me pareció hermoso y conmovedor pero haciendo un aparte en el tono general del libro, me llamó sobremanera la atención  el relato “DESPLAZAMIENTOS NOCTURNOS”. (que nada tiene que ver con lo anterior expuesto)  En este relato existe un juego de ideas e imágenes que no te permite descubrir la realidad  hasta que lees la última frase, magistralmente escrito, verdaderamente genial.  
 Me alegro mucho de que Juan Daniel Brito no halla dejado este trabajo guardado en una gaveta porque es un trabajo que produce orgullo, tiene todo lo que un lector busca, emoción, sentimientos de todo tipo y hasta tiene personalidad propia, puedes leerlo cuantas veces quieras y siempre le vas a encontrar un detalle nuevo.    
  Apoyemos a nuestros escritores latinos. 
 Nuestro aplauso de hoy es para el escritor Juan Daniel Brito
Este libro está disponible  impreso y como e-book en:    http://www.amazon.com/

jueves, 26 de enero de 2012

CLAVE PARA LAS VOCALES CON ACENTOS

Hola amigos y amigas,
Como todos saben de vez en  cuando hay que variar un poquito. Hoy en vez de dejarle un relato les dejo las claves para escribir las letras con acentos. Espero que les sea de utilidad como me ha sido a mí.  Las pueden compartir con sus amigos ya que esto es de dominio público.  Bendiciones
Para escribir cada letra tenemos que presionar la tecla de  “alternate”  (Alt) al mismo tiempo que presionamos  el #
Minúsculas
alt   160   á
alt   130   é
alt    161  í
alt  162   ó
alt  163   ú

Mayúsculas
Alt 0193  Á
Alt  144   É
Alt 0205  Í
Alt 0211  Ó
Alt 0218  Ú
Alt 165   Ñ
Alt 164   ñ
Alt 0252  ü

miércoles, 25 de enero de 2012

SOSPECHO



Durante casi toda mi vida he acarreado conmigo una insistente sospecha. La  primera vez que me sorprendió me hizo dudar si lo que mis ojos estaban viendo era real o era simple y llanamente una ilusión.   Lo cierto del caso es que a través de mi vida he tenido la sospecha de que dentro  de ciertos animalitos existe un espíritu humano.  No digo que en todos,  pero en algunos si he presentido esa sensación tan apabullante de que realmente hay memorias, conocimiento y hasta e percibido el deseo desesperante de estos animalitos de querer comunicarse.
La primera vez que tuve esa sensación fue cuando tenía como doce años.   Estaba en el balcón de mi casa que quedaba en un tercer piso.   Desde allí pude observar cómo una perrita cargaba con su hocico uno por uno sus cachorritos para cambiarlos de lugar.  Ella los puso en unos matorrales cerca de la carretera. Cuando terminó su faena  se dispuso a salir para buscar comida y uno de sus cachorros se fue caminando tras ella.  Ella comenzó a ladrarle como si lo estuviera regañando. El perrito se devolvía para su lugar y cuando ella estaba un poco lejos salía de nuevo. Entonces ella enojada volvió a regañarlo y hasta le pegó unos cuantos golpes con el hocico para que no volviera a salir de su lugar.  Eso fue lo que sucedió, pero lo que yo veía era una mujer madre, tratando de proteger a sus hijos. 
 Más adelante en la vida, un día vi a un perro blanco de ojos azules llegar frente al portón de nuestra casa.  Estaba tan feliz de haber llegado allí, tal parecía que él conocía muy bien el lugar hacia donde se dirigía. De una manera muy natural quiso lograr acceso a la casa aunque la viejita de la casa lo azoró para que se fuera.  Su malestar por no poder entrar a la casa era evidente y en sus ojos pude ver su gran frustración.   Eso sucedió, Pero lo que yo vi desde que lo divisé de lejos fue a un hombre muy conocido por los que vivíamos allí  que anteriormente había sido dueño de esa casa y era blanco y de ojos azules.  Sigo sospechando que algo de extraño hay en todo esto.
  En otra ocasión mientras yo estaba caminando haciendo ejercicio por la calle vi un perro caminando por el medio de la carretera.  Tuve la sensación de que estaba triste y a propósito quería terminar con su vida.   Me detuve y le dije “mira, no estés caminando por la carretera que un carro te va a matar”.  El inteligente animal cruzo la calle y siguió caminando tras de mi. En cierto lugar del trayecto le dije   “mira mijo, yo no te puedo llevar para mi casa, quédate aquí y no me sigas. El animal se dio la vuelta y se fue tal y como si hubiera entendido perfectamente lo que le dije. Y sigo sospechando que algo hay de extraño.
  Mi hija compró una perrita chihuahua la llamamos “Chispa”.   Era prácticamente una bebé y mi hija se fue a su trabajo y la dejó solita en la casa.   Ella, engreída como estaba se sintió muy sola y comenzó a llorar y a aullar.  Auuuu, Auuuu, Auuuu, entonces el perro vecino comenzó a comunicarse con ella.  A mi entender el perro vecino le preguntó, “¿Qué te pasa,  porqué lloras? Ella le contestó “Es que mi mami se fue y estoy solita”  El perro le contestó  “Ay, pero no llores tu mami viene ya mismo, duérmete un ratito”  “Es que tengo miedo", contestó Chispa. " No te preocupes este es un buen vecindario, y yo estoy aquí para cuidarte", dijo el perro vecino.  Eso escuché yo, lo cierto del caso es que después de la conversación Chispa dejo de aullar.  
 Ahora me toca contarte el colmo de los colmos. En el pueblo de Caguas en Puerto Rico había un señor que era la encarnación misma de San Lázaro. Él deambulaba por la plaza con un montón de perros que lo acompañaban. Él les daba comida y los atendía. Con el pasar del tiempo su salud desmerecía bastante y ya se le dificultaba caminar. Cierto día yo transitaba por las calles aledañas a la plaza  y sucede que este señor intentaba cruzar de un lado a otro. El tráfico estaba bastante tupido pero los perros que lo acompañaban hicieron como una especie de cordón y comenzaron a ladrarle a  los autos para que se detuvieran. Todos nos detuvimos al ver aquel increíble despliegue de inteligencia, lealtad y amor mientras el San Lázaro cruzaba la calle escoltado por sus fieles amigos.     Yo no sé, pero sigo sospechando que algo existe que nuestro entendimiento no logra racionalizar.   Para concluir, sospecho, y que nadie me diga que no, pero existe algo de humano en algunos animalitos.       

                                                                          Copyright: Idalia Castro Correa

martes, 24 de enero de 2012

HASTA QUE LA MUERTE NOS UNA

Lo divisé desde lejos, venía con paso acelerado carretera abajo, aunque por momentos se internaba entre las casas buscando desesperadamente por los patios traseros. Sentí gran curiosidad de saber que cosa angustiaba tanto a este hombre que a mi entender había sobrepasado ya la barrera de los ochenta años.  “Tal vez anda buscando su perro,”  pensé.  Seguí observándolo  con curiosidad esperando el momento en que estuviera lo suficientemente cerca para preguntarle qué buscaba con tanta ansiedad.  Finalmente después de recorrer el patio trasero de los vecinos de mi hermana Fina, la casa donde yo me encontraba, se acercó y nos preguntó, primero en ingles y después en perfecto español “¿Por casualidad ustedes no han visto una señora pasar por aquí?  Ella es bajita, blanca, de cabello rubio, trae un vestido azul.  Todos nos miramos y le dijimos que no la habíamos visto.  Al tenerlo tan cerca de mi pude notar que era un hombre muy bien educado, nítidamente vestido, limpio, de facciones finas y hasta imaginé lo buen mozo que fue en sus años de juventud.  Quise formarle conversación para indagar algo más sobre la situación pero él apresurado sólo comentó “es que ella padece de alzheimer y a veces se pierde” y siguió caminando  calle abajo buscando a su amada esposa.   Me produjo mucha pena verlo tan angustiado en su búsqueda constante y comenté, “Ay bendito, está desesperado buscando a su esposa y mi hermana Fina me dijo, él hace eso con mucha frecuencia y ya los vecinos lo conocen y no le dicen nada por entrar a sus patios.  Su esposa murió hace mucho tiempo y él todavía sigue buscándola.   
                           Copyright: Idalia Castro Correa


Nota:   Amigo lector nos gustaría sobremanera saber que piensas de los relatos de este blog así que te invitamos a que nos comentes sobre tus impresiones al respecto.   Tus comentarios son nuestro aplauso. Gracias            Mujer de Temple

sábado, 21 de enero de 2012

ADMIRACIÓN

La joven madre observaba su niña de cuatro años  que llevaba ya demasiado tiempo recostada de la baranda del balcón en su casa de madera.  Desde la sala donde la madre  estaba sentada podía observar la quietud de su niña.  Era la niña verdaderamente hermosa, tez trigueña como debió ser el color de  las  nativas boricuas a las cuales los españoles llamaron  indias.  Sin embargo su negrísimo y largo cabello traía un rizo natural  que denunciaba que antes de ella llegar hubo un gran compartir  entre los nativos, los  españoles, los franceses, los africanos formándose entonces la mezcla de nuestra sangre  mestiza.    Carmen Ilia, la madre, ya inquieta por la pasividad de su niña salió al balcón, uniéndose a ella en completo silencio.  La noche era especial, casi mágica, una de esas noches donde con toda claridad se puede escuchar el cantar pleno de la naturaleza.  No había sonidos humanos, solo cantar de coquí y el susurrar de los árboles en el vaivén armonioso en un perenne romance con la brisa tenue de la noche. En el nítido cielo se podía contar las estrellas  y una grandiosa luna llena se apoderaba del espacio como una reina majestuosa y orgullosa poseída por su enamorado sol.   “Mami, ¿Papá Dios hizo la tierra?   Preguntó  Brenda Aileen “   Si, contestó Carmen Ilia.   “¿Y la luna también la hizo Él?  Si, la luna también la hizo Él.    Con ojos repletos de admiración y su pequeño pecho henchido de emoción  esbozó  una enorme  sonrisa y tras un suspiro profundo agregó,  “Ay mami, pero que bonita le quedó.”  

Dedicado a Carmen Ilia Méndez y a su hija Brenda Aileen
Copyright: Idalia Castro Correa
Para conseguir  los libros de Idalia Castro Correa  puedes ir a http://www.amazon.com/     http://www.barnesandnoble.com/

viernes, 20 de enero de 2012

LA PRIMERA MUÑECA

 
 Me pregunto si los niños de hoy sentirán la misma emoción que sentía yo cuando estaba pequeña y jugaba con las pocas cosas que alcanzaba a tener, que por lo general eran los juguetes viejos que  otras niñas desechaban.  Uno de esos juguetes fue mi primera muñeca, mi papá había muerto y mami se fue a trabajar para la casa de un médico como ama de llaves.   Era la época de navidad y los tres reyes magos olvidaron el camino que conducía a nuestra casa.  Recuerdo la cara de angustia de mi mamá esa mañana. No obstante buscó algunas cositas sencillas que tenía guardadas y las repartió entre mis hermanos. A mí me dijo. “mija no hay mas na,  pero si quieres quedarte con esto”. Y me extendió una vieja y desnuda muñeca, bueno en realidad era un bebé, bastante grande, sin cabello porque lo tenía dibujado del mismo material, sus piernas y brazos estaban divididos en la rodilla y el codo cosa que permitía ponerlo en diferentes posiciones tenía un pie casi desprendido del cuerpo,  uno de sus ojos se le viraba, así que naturalmente padecía de estrabismo.   La verdad que la muñeca era un desastre, pero cómo la amé,  Tenia en ella un reto, no tenía ropa así que me tocaba vestirla, tenía que repararle su estrabismo, tenía que componerle su pie. Con cuanta ilusión construía en mi mente de niña una vida mejor para mi muñeca amada. ¡Cuantas horas de imaginación, practica y desarrollo de destrezas motoras  me regaló! ¡Que feliz fui con ella! Otras cosas que me encantaban eran las muñequitas de cartón que venían en un libro con diferentes estilos de vestidos. Yo tenía una caja de zapatos donde las guardaba y realmente no puedo explicar esa sensación tan hermosa de poder jugar con esas cosas tan simples, es que había envuelta en esa actividad una gran gama de sueños e ilusiones que traía a mi realidad imaginaria.  Juegos de té, cajas de cartón como mesa, fantasía y realidad entremezcladas formando un ser para enfrentarse a la vida.    ¿Recuerdas tu primer juguete? ¿Cuál era tu juguete preferido?  ¿Qué sentías cuando jugabas? ¿Tuviste alguna decepción con Santa Claus y los Reyes Magos?  
 Recordar es vivir y recordar la niñez es verdaderamente un aliciente para seguir adelante porque aunque en algunas ocasiones pudo haber sido difícil, por nuestra niñez aprendimos a vencer.

jueves, 19 de enero de 2012

MUJER DE TEMPLE INTELECTUAL: MI ESFUERZO

MUJER DE TEMPLE INTELECTUAL: MI ESFUERZO: Allí estaba otra vez, en medio de un camino Mil veces transitado De un lado está el amor, la alegría, el encanto Del otro lado un sueño fugi...

miércoles, 18 de enero de 2012

MI ESFUERZO

Allí estaba otra vez, en medio de un camino
Mil veces transitado
De un lado está el amor, la alegría, el encanto
Del otro lado un sueño fugitivo y amargo

Desfilando su vista de frente vio el cansancio
El hastío, la lucha, La razón y el desgano
Presintió que su andar sería duro y largo
Y quiso descansar sobre triunfos pasados

 Mas los laureles viejos lo habían engañado
Su descanso era tedio que presurosamente
Lo arrancaban del triunfo
Para darlo al fracaso

Pero; se levantó en su espíritu, renovó su esperanza
Y con pies temblorosos de frente caminó
Vertiendo en cada huella más firmeza, más lucha
Y  jurando que siempre haría lo mejor

 Al llegar a la cumbre se detuvo a mirarse
 Su cansancio fue oculto por la satisfacción
Y observó que el camino de grandes sufrimientos
Se tornaba de pronto en las manos de Dios.
copyright:  Idalia Castro Correa

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martes, 17 de enero de 2012

LA HISTORIA DETRÁS DEL RELATO




  

   Doña Juana Bautista Arestigueta Díaz,

  la inspiración del personaje de  Matty,                      
                  La inmortal.

 La inmortal es una mezcla de total realidad y algunas pizcas de ficción. Su personaje principal, Matty, nace bajo el amparo de la gran admiración por una extraordinaria mujer llamada Doña Juana Bautista Arestigueta Díaz y por su amiga y vecina Melitona. Ambas mujeres compartían una amistad y ocasionalmente se reunían a disfrutar de una tacita de café en el balcón de la casa de Doña Juana. Entradas en edad , tenían muchas experiencias de las cuales hablar y muchos recuerdos donde se columpiaban sus suspiros en pos de la perenne añoranza de esos viejos tiempos que siempre fueron mejores.


 Era Melitona ese tipo de persona que nunca jamás reconoce la edad como sinónimo de vejez. Siempre limpia, con sus mejillas pintadas de rojo y olorosa a perfume Maja. Siempre utilizaba un turbante en la cabeza que combinaba muy bien con su ajuar.  En los últimos meses de vida, Melitona se sentía totalmente acosada por fantasmas nocturnos. En más de una ocasión salió despavorida de su casa para ir a refugiarse en casa de doña Juana huyendo de esos espantos a los cuales ella llamaba disisibles. De ahí surge esta palabra que le da un nombre a la experiencia que yo, en carne propia, viví durante 20 años. Esto me permitió como escritora poder describir con total claridad mental cómo eran esos disisibles que Melitona decía ver.
Para que puedan comprender a qué me refiero, debo contarles un poco sobre esta experiencia: Me casé a los 17 años de edad y me fui a vivir con mi esposo a la casa de los padres de él. Para este tiempo ya los padres de mi esposo habían muerto, pero en la casa vivía Doña Juana, quien era la madrastra de mi esposo y la que se había encargado de terminar de criarlo. El primer suceso extraño que experimenté fue que todas las noches, sin excepción, a la hora de acostarnos a dormir, éramos despedidos con un extraño golpecito en la persiana. Era como cuando alguien hace sonar la uña sobre un metal. Noche tras noche comenzaba yo a ver, antes de quedarme dormida y cuando estaba a punto de despertar, estos espantos que describo en el relato. Después de un tiempo construimos nuestro nidito de amor en la planta alta de la casa y adivinen qué: ¡los disisibles se mudaron con nosotros!  En los primeros años me asustaba, pero con el correr del tiempo me acostumbré a ver estas cosas que suponía que todos, al igual que yo, veían. Durante veinte años estuve creyendo que esto era normal y dejé de prestarle importancia porque, a pesar de estar en mi vida y compartir mi habitación, nunca me hicieron daño físico. Después de veinte años viendo estos disisibles, decidimos mudarnos a Estados Unidos. Entonces fue que realmente pude entender lo grave que pudo haber sido para mi salud mental aquella singular situación porque nunca más, estando fuera de esta casa-que amo mucho por cierto-he vuelto a ver un disisible.




Para comprobar mi versión sobre los hechos, existe otro pequeño detalle. Una vez hubo un huracán en Puerto Rico y la casa de mi mamá resultó dañada. Le dije que mi casa estaba disponible y que podía usarla todo el tiempo que necesitara. Mi mamá se mudó, pero a los dos meses regresó a su casa, que aún no estaba totalmente reparada. Cuando le pregunté por qué se mudaba si su casa no estaba lista, ella me respondió: "Es que en tu casa hay espíritus y no me dejan dormir". Luego me contó una experiencia muy fuerte que vivió en la casa que la obligó a mudarse.

Volviendo al relato, debo decir que Doña Juana, al igual que Melitona, guardaba para sus adentros esa muchacha joven que constantemente proclamaba a viva voz que: "viejo es el viento y sopla, viejos son los cerros y reverdecen". Ella era una mujer fuerte de carácter, muy trabajadora e inteligente. De ella aprendí una gran realidad que por lo general pasa desapercibida: El alma del ser humano jamás envejece. El cuerpo cede ante el reclamo de la naturaleza, decae, se arruga, físicamente los órganos internos dejan de renovarse, pero la esencia, el alma y el espíritu permanecen con esa dulzura y esa esperanza de la juventud. La niña de 15 años de Matty se quedó aferrada a su espíritu y esa precisamente fue la parte que rescaté de Doña Juana: su juventud eterna, su deseo de vivir. Ella traía recuerdos de toda su vida y de su propia habitación saqué el baúl del 1914, repleto de secretos y recuerdos, los cuales yo conocía por haber sido en sus últimos años de vida su confidente. Estuve con ella al momento de su muerte.  Se fue en paz pronunciando un nombre al cual se había aferrado en sus últimos años: ¡Jehová! Lo pronunció muchas veces, cada vez menos audible, hasta que finalmente se perdió el sonido, silenciándose su voz. La esencia de esa gran mujer fluye a sus anchas y mágicamente en este relato de La Inmortal.
El espejo es el complemento más importante de esta obra.   Es el que causa mágicamente la reproducción de una imagen por la reflexión de la luz, llevando la imagen invertida virtual respecto de la real que refleja.  Dicha imagen, según Matty, se transforma y es la causante de su malestar, considerándola responsable de su distorsionada y falsa apariencia. Ya no se veía hermosa, ya no se conocía a sí misma, sentía que su espejo la estaba traicionando. Ella estaba segura de su eterna juventud, la sentía dentro de todo su ser y defendía su derecho de disfrutarla.  Por eso, al final, colocó un manto negro sobre su amigo de tantos años para que su imagen actual no quedara atrapada en él y sólo quedara el recuerdo de la Matty de siempre, la inmortal.
Cabe señalar que La Inmortal fue merecedora del premio de Primer lugar en el certamen literario de la Sociedad de Escritores Gurabeños.  Este cuento cobra vida al ser presentado como obra de teatro por el grupo Artistas de la Calle. Mi señora madre, Amelia Correa Cruz, le da vida a este personaje y es precisamente ella la imagen en la portada de este libro junto a la joven Yaritza M. Rosa Castro, la otra Matty.
                                                         copyright: Idalia Castro Correa

lunes, 16 de enero de 2012

LATA DE SARDINAS EN SALSA





La vida en el campo era dura, repleta de carencias.  Sin embargo a pesar de todo existía un fluido mágico en el ambiente que lo convertía  en un criadero de sueños e ilusiones.   Todo era motivo de asombro, el ver las matitas de tomates abrirse paso cerca de la letrina primero tímidamente, luego resguardadas  por las manos de mi papá por que esto representaba una comida más asegurada, combinada claro está, con la pana y el canto de bacalao en una magistral ensalada a la cual no le podía faltar la rajita de aguacate y el aceite de oliva.  No siempre era fácil darle de comer a la familia porque por lo general la familia constaba mínimo de ocho personas.  El padre, la madre y seis barrigoncitos mocosos que se criaban como animalitos salvajes corriendo a campo abierto.   En ese correr se llenaban el alma de verdades espirituales que sólo ellos  podían entender.  Eran dueños del mundo, si, de ese  mundo donde la malicia no existía, donde se respetaba a los adultos, donde se veneraba los ancianos, donde se decía “usted y mande”.
  “Mario, ve a la joya y recoge del palo de china una para cada uno  ah, y Dios libre con tumbar más de la cuenta”.  Así era, nuestras frutas se recogían directamente del árbol, tal cual venían de la mano de Dios, puras, sin contaminantes.  Nuestra piscina era una quebrada que corría cantarina a la parte trasera de nuestra casa y era donde solíamos ir a lavar ropa, a jugar y a darnos los ricos baños de los sábados.   Sí, de ahí sale el refrán de “hoy no te toca bañarte, hoy no es sábado”. Porque por lo general el baño grande era el sábado.   
Había otra cosa que se hacía los sábados en casa y era que mi mamá se iba al pueblo a comprar los comestibles. No se realizaba esta tarea con mucha frecuencia porque no siempre había dinero para comprar pero  en el tiempo de la zafra de caña llegaba el dinerito para sobrevivir. Después llegaba la llamada bruja, tiempo en que se acababa el trabajo de la caña y todos los hombres del barrio incluyendo mi papá se quedaban sin trabajo.    Nuestra dieta se basaba por lo general en las cosas que la tierra producía pero de vez en cuando teníamos la facilidad de saborear otros “manjares”  traídos de la tienda de Don Toño Jiménez.  Entre esos manjares estaba la lata de sardinas en salsa.     Mi mamá hacía un espectacular caldero de arroz blanco y no sé porque extraña razón aunque era simple arroz blanco tenía un delicioso olor tan particular, posiblemente ese olor se debía a  la manteca cochinito con la que lo preparaba.  Éramos muchos de familia y de esa latita de sardinas teníamos que comer todos. Mami la preparaba con cebolla y aceite para rendirla más.    Lo espectacular del asunto era que cada semana a uno de nosotros le tocaba  el turno para que mami nos sirviera nuestra comida en la  latita vacía de sardinas. Ella le dejaba los remanentes de la salsa y la rellenaba de arroz blanco y le colocaba encima un poco más de sardinas.   
Ayer quise hacer un arroz junto con sardinas y al abrir la lata me vi en mi casita del campo, con mi vestido floreado roto mas arriba del ruedo.  Con los pies descalzos llenos de tierra de andar por el monte recogiendo frutas. Estaba sentada en el piso rodeada de mis hermanos y hermanas comiendo arroz blanco con sardinas servido en la lata, ese día me tocaba a mí.    No pude más que sonreír  y dejar escapar una lágrima de felicidad y dulce nostalgia en honor a  los hermosos recuerdos.       
                                                                     Copyright: Idalia Castro Correa

domingo, 15 de enero de 2012

VOZ DE DIOS




La vida es un estado transitorio donde alma y espíritu se unifican para crear un ser espiritual digno de la presencia de Dios. Para este propósito caminamos por la vida encontrándonos a cada paso con una serie de situaciones que no entendemos y que muchas veces nos desconciertan. Ese ha sido mi caso durante varios años:

A propósito y a plena conciencia, mi esposo y yo decidimos tener solamente dos hijas. Para evitar la posibilidad de tener otro niño me esterilicé. No sé porqué siempre tenía la sensación de que había otra criatura que nos pertenecía. Cuando mi niña más pequeña contaba con dieciseis años y ya que habíamos comenzado a disfrutar un poco la libertad de tener nuestras hijas casi criadas, sucedió algo que cambió nuestras vidas para siempre. Llegó a nuestro hogar un ángel, un bebé recién nacido que nos robó el corazón. Este niño no había salido de mi vientre, pero nos llegó como un regalo hermoso oloroso a esperanzas. Al principio comenzamos a disfrutar de la alegría de tener un nuevo integrante en la familia, pero con el pasar de los días supimos que nuestro niño había nacido con perlesía cerebral, retraso mental profundo y un sinnúmero de necesidades médicas que transformó nuestro diario vivir en un constante ir y venir de hospitales.
Después de un año de batallar continuo y de muchas trasnoches y lágrimas, tomamos la decisión de viajar a Estados Unidos para brindarle a nuestro gran amor una mejor calidad de vida. Durante trece años entraba y salía de sus crisis pero, a pesar de todo, tratábamos de hacer una vida normal hasta donde la situación nos lo permitiera. El asistía a su escuela especializada para niños impedidos y nosotros aprendimos a trabajar con todas las maquinarias y recomendaciones sobre las cuales los médicos nos instruían.
Mi niño y yo teníamos una costumbre que disfrutábamos mucho y era que todas las noches yo me sentaba con él en mi falda durante al menos una hora. Eso lo acostumbraba a hacer todos los días, aunque él estuviera hospitalizado. Pocos meses antes de cumplir los catorce años entró en una fuerte crisis respiratoria y tuvimos que optar por hacerle una traqueotomía. De ahí en adelante fue trasladado a un hospital donde se quedaría permanentemente, debido a su crítica situación de salud. Una vez, estando en el hospital, mi carga física se aliviaba, pero mi carga emocional y espiritual aumentaba. Desde entonces, día tras día, mi esposo y yo nos presentamos a este hospital y no nos vamos hasta que lo bañamos , le cambiamos su camita, lo ponemos oloroso y finalmente lo dejamos dormido. Yo me encargo de visitarlo durante el día también porque he hecho arreglos para disponer del tiempo a mi conveniencia.

Cierto día me presenté al hospital y como todos los días, lo saqué de la cama para cargarlo y él comenzó a llorar. Debido al proceso de implantarle la traqueotomía, su llanto no se escuchaba porque sus cuerdas vocales estaban inhibidas para emitir sonidos. Pero, su carita de angustia y las lágrimas rodando por sus mejillas me provocaron una ira tremendamente profunda contra Dios. Dentro de mi alma atormentada le gritaba profusamente: "Oye Dios, que tú te crees. ¿Hasta cuándo vas a permitir que mi hijo siga sufriendo tanto? ¿Vas a seguir rompiéndonos el alma? Tú sabes que yo soporto cualquier cosa, menos ver a mi niño sufriendo de dolor. No quiero que su cuerpo le duela. ¡Has algo... óyeme, has algo! Ahora ni siquiera puedo tener el placer de cargarlo y él no puede sentirse en mis brazos. Tú sabes que ese es uno de los pocos placeres que él disfruta." Lo puse cuidadosamente en la cama y le informé a las enfermeras sobre su dolorosa incomodidad. Después de varios laboratorios y rayos-X, supimos que tenía una pequeña fractura en la pierna.

Camino a casa y mientras conducía seguía enojada y peleando con ese Dios que tenía el poder de aliviar la vida de mi niño. Al llegar a mi casa, aún presa de esa ira inmensa, decidí entrar en la computadora a ver si me relajaba. Varios meses atrás Xiomara, mi hija más pequeña, me había enviado un correo electrónico que nunca había podido abrir, aunque lo había intentado varias veces. Ese día, como por arte de magia, el E-mail salto a la pantalla. Su título era muy sugestivo: Huele a Él. Narraba la historia de una niña que había nacido prematuramente. Nació tan frágil y tan pequeña que sus padres no podían ni siquiera tocarla, mucho menos cargarla porque su piel era tan delicada que podían lastimarla. Todos los pronósticos apuntaban a que la niña no sobreviviría; realmente no había muchas esperanzas. Pero, para sorpresa de todos, la niña sobrevivió. Tres años después, estando en un parque de béisbol con su hermanito y su madre, comenzó a llover y del suelo emanaba un olor particular. La niña le decía a la madre: "Mami, huele". La madre le contestó: "Sí mi amor, huele a tierra mojada." La niña, evidentemente frustrada le decía: "No mami, no es eso." "¿A qué huele entonces?, le preguntó la madre intrigada." "Mami, huele como a Papa Dios cuando te carga en sus brazos."

Dios le hablaba en forma directa a mi corazón de madre. Me hacía saber que, aunque yo no pudiera cargar en mis brazos a mi ángel, Él sí lo tenía abrazado. Él sí, de alguna manera u otra, permitía que mi niño se sintiera fortalecido y confortable en sus brazos. Le pedí perdón a Dios por todos mis malos pensamientos, por recriminarle, por no entender este proceso que nos ha causado tantos dolores, por no conformarme al ver a mi niño cargando una cruz tan pesada.

Durante casi un año, ese placer de sentir a mi criatura en mi regazo me fue vedado. Hace un tiempo nos permitieron llevarlo de visita a la casa porque estaba mejor de salud. Después de tanto tiempo preparé nuestro rinconcito especial y le dije a mi esposo que me ayudara a sentarlo en la falda. ¡Ah, momento mágico donde toda la felicidad del mundo te posee y te baña de luz, armonía y paz! Eso sentí yo y mi hermoso príncipe comenzó a reírse, y reírse... y continuó riéndose como por quince minutos. Después de todo, él también extrañaba la falda de mamá.
 Moraleja: La voz de Dios nos llega de infinidad de maneras distintas. Sólo hay que prestar atención para poder escucharla.
                                                      copyright:  Idalia Castro Correa

sábado, 14 de enero de 2012

EL PORQUE DE "LA INMORTAL...y otros relatos


La idea principal del relato LA INMORTAL está dirigido a fomentar la valorización de la vida de aquellos seres que,  a causa de los muchos años vividos, se han convertido en sabios. Dentro de ese ser tal vez agotado, de lento caminar, se esconde el secreto de su vida,  la bebé que fue cargada por su madre, la niña de ojos salpicados de curiosidad,  la joven enérgica, desafiante ante los retos, la mujer enamorada, la madre, la abuelita orgullosa; todas ellas en un sólo cuerpo que, de tantas experiencias vividas, cede ante el reclamo de la naturaleza, ¡pero su alma jamás envejece!  La inmortal es una mezcla de total realidad y alguna pizca de ficción, llevándote a reflexionar sobre el verdadero significado de la juventud, de la vida y de la muerte. 
Aparte de nuestro relato LA INMORTAL, hemos decorado este libro con otros relatos igual de impactantes y conmovedores:  
Cada relato está basado en historias de la vida real, tiene voz, rostro, sentimientos; es la vida misma en toda su expresión y en alguno de ellos te verás reflejado/a.  Han sido escritos para que estas experiencias no se queden dormidas, sino que despierten y trabajen; que sirvan de ejemplo a otros.
TELETRANSPORTACIÓN, MILAGRO DE LA CASA AZUL, ROM-POEL-PUEN-TE, EL TREN, CUATRO, GUITARRA Y GÜIRO, SULTÁN y SE REPITE LA HISTORIA te transportarán al terruño amado, a los tiempos de la niñez cuando podías reír y soñar libremente. Te harán recordar momentos significativos en tu vida y querrás regresar a aquellos tiempos donde todo era posible. MI ROMEO DE MADERA y EL FLAMBOYÁN te harán reaccionar sobre lo hermosa y maravillosa que es la naturaleza. En EL TORO DE SEIS PATAS, TENTACIÓN, CHICLE, TENTACIÓN 2, REGALADA SE QUEDO y LA YEGUA SERRUCHO utilizarás los 400 músculos de la risa, liberarás las hormonas y activarás tu metabolismo, pues estos relatos están espectaculares. Por otro lado, te advierto que REGALO DE CUMPLEAÑOS, DOROTEA, VOZ DE DIOS, ALLÓ CAJO... ALLÓ Y ABRÁZAME te harán llorar y reflexionar sobre el valor de la familia ahora y cuando ya no estén. En ENAMORADA y AMISTAD SIN LÍMISTES aprenderás el significado del 'respeto estúpido' y experimentarás una serie de sentimientos encontrados. GERARDO O JERRY... QUÉ IMPORTA y FLORES son relatos que rompen las barreras de las diferencias porque ante los ojos de Dios, todos somos iguales. Para AMELIA y LA LICENCIADA nada es imposible porque la fe mueve montañas. Por último, INDIO, ENAJENADO y COMO EL AVE FÉNIX son relatos impactantes, cuyo propósito es llevar una alerta al lector sobre la carencia de valores éticos y morales. Es una invitación a luchar por los seres que amamos y no permitir las injusticias.  Y por último, GRACIAS DORMIDAS es un agradecimiento especial a un ángel.
 Puedes conseguirlo en http://www.amazon.com/  http://www.barnesandnoble.com/  y otros lugares en la red.

viernes, 13 de enero de 2012

AMADO CÁNCER


El panorama se tiende ante mis ojos
Negro, ventoso, escalofriante;
Se agolpan como caballos de tinieblas
Los malos pensamientos, las angustias;
Una hoz de dolor rompe la calma
Y se yergue la niebla… y me atrapa.

 Y yo con estas ganas de vivir,
De completar mis sueños,
De comenzar de nuevo,
Me aferro a los laureles que pasaron;
Dioses que fueron mi alegría
Y los traigo al presente…desandando.

 Analizo lo que ha sido mi vida
Y en esta locura en que me encuentro
Surge la voz del cáncer que me dice:
“no te rindas, solo deja fluir esta experiencia,
Pues en manos de Dios soy instrumento”.

 A través de mí aprenderás
A disfrutar la vida de otro modo,
A dejar que la carne se adormezca,
A liberar el alma y el espíritu,
Pues la carne es la casa donde vives,
Pero el alma eres tú… y eres eterna.

 Recuerda que el pasar por esta vida
Es un simple camino que te lleva
A la plenitud  suprema y máxima,
Al anhelado sueño del planeta:
Un mundo sin dolor y sin maldad
Donde debes llegar pura y muy bella.

 ¿Ves? , la muerte es una puerta que se abre,
La vida de la carne es fugaz,
Como los fuegos fatuos, de fantasías llena;
El resurgir del alma y conocerla
Es presencia de Dios, esencia eterna.
Copyright:  Idalia Castro Correa

jueves, 12 de enero de 2012

¡SI, TÚ PUEDES DEJAR DE FUMAR!


Comencé a fumar a los 17 años después de haberme casado prematuramente. El ejemplo lo había tenido en mi casa desde muy pequeña porque mi mamá, mi padrastro y mi hermano mayor fumaban.  Así que para mí el cigarrillo era algo muy común en mi diario vivir.  Sin embargo yo sabía que el hábito de fumar era peligroso y muy dañino para la salud y mientras estuve en casa con mi madre ni siquiera se me pasó por la mente la idea de que alguna vez yo también estaría atrapada en las fauces de ese monstruo que es la adicción a la nicotina.  La idea de fumar no nació en mí hasta que un buen día ya a mis 16 años se me revolvió la adolescencia y decidí que era tiempo de irme a buscar trabajo.   Día con día me presentaba a una factoría que fabricaba carteras, cercana a mi hogar para pedir trabajo.  El jefe (Jack Haber) un americano que creo era el dueño,   al ver mi carita de niña me decía “No tu no puedes trabajar, tu eres muy pequeña, cuando cumplas los 18 entonces vienes y hablamos”   Ah no, pero yo me las traía. Yo no aceptaba un no por respuesta así que deje pasar algunas de semanas y preparé mi estrategia. Ese día me puse una peluca muy bonita, me maquillé y hasta me puse pestañas postizas. Me vestí como una profesional y cerré con broche de oro poniéndome uno zapatos de tacón alto que hacía juego con la cartera. Me presenté a buscar trabajo y “mualá” el jefe no me reconoció y  me contrataron.    Comencé a trabajar teniendo por compañeras mujeres jóvenes pero con mucha más experiencia que yo en los menesteres de la vida. Entre ellas había una joven  llamada Elsie que era lo que lo que cualquier muchacha de mi época hubiera aspirado a ser, independiente, con auto, y apartamento, hacía lo que quería, ella era la dueña absoluta y total de su vida. Aparte de eso lucía como una modelo de revista, siempre bien maquillada y nítidamente vestida.   En ese tiempo era permitido fumar dentro de los baños de la fábrica y ella acostumbraba parar sus labores quince minutos antes de salir para retocarse el maquillaje y fumar. Al entrar al baño yo veía esa hermosura de mujer con sus largas uñas muy bien pintadas  recostada de la pared con su cigarrillo en la mano, llevándolo hasta su boca y aspirando el humo con una elegancia tal que me parecía a mí  que esa era la imagen de la mujer mas sensual del mundo y yo quería ser como ella. - Para ser una mujer así hay que aprender a fumar-, pensaba yo.      Había dentro de mí un respeto tan grande hacia mi mamá que descarté esa idea totalmente, pero la tentación estuvo ahí. 
A los 17 años me casé,  mi esposo de 21 años era fumador. Algunas veces a principio del matrimonio yo soñaba que estaba fumando, claro, era el juego de mi cuerpo induciendo a la mente para recibir esa nicotina que había estado cerca de mí casi toda la vida.   De vez en cuando mi esposo  me decía. “Idalia tráeme un cigarrillo encendido”   y yo iba y le encendía el cigarrillo. Paulatinamente fui dando “haladitas” hasta que en vuelta de algunos meses ya me estaba fumando los cigarrillos completos y me convertí en fumadora habitual.  Estuve fumando alrededor de veinte años.   Sin embargo el hábito de fumar no cuadraba con mi personalidad, siempre fumaba escondida de mi mamá porque consideraba que era una falta de respeto fumar frente a ella.  Muchas veces intenté dejar de fumar pero era casi imposible para mí.   A veces estaba algunos días sin fumar y luego comenzaba de nuevo.   Mi vicio era tan grande que cuando no tenía cigarrillo en la mañana me daban hasta deseos de llorar, era una angustia desesperante y el mal humor me abatía profundamente. En mi caso se requería un proceso más interno, más íntimo y comencé e estudiar las maneras de hacerlo con éxito y para siempre.     Una bendita mañana desperté y vi que me quedaban tres cigarrillos en una cajetilla, sabía que cuando esos tres cigarrillos se terminaran no habría más dinero para comprar otra cajetilla. Recordé que el día anterior yo me había sorprendido con un cigarrillo en la mano y me dije a mí misma “ Idalia ¿qué tu haces con ese cigarrillo en la mano? Suelta eso, eso no es para ti, no va con tu personalidad.  Entonces decidí que cuando mi esposo regresara del trabajo esos tres cigarrillos tenían que estar allí y decidí que sólo por una hora no los tocaría y cuando me llegaron las ansias infinitas de fumar, me eché un dulce de menta en la boca y en ese instante hice un gran descubrimiento, los deseos de fumar son como los dolores de parto, llegan poco a poco, se intensifican y luego bajan la intensidad  y desaparecen por un rato.  Aproveché este descubrimiento y cuando me volvían los deseos de fumar me tomaba un gran vaso de agua y me echaba a la boca un dulce de menta.  Así batallando una hora a la vez pasó el día y cuando mi esposo llegó los tres cigarrillos todavía estaban en la cajetilla.  Durante tres días  estuve utilizando el mismo sistema y otros trucos que aprendí leyendo.  Entre ellos a la hora del baño comencé a restregarme con una esponja  los brazos y las piernas por que la nicotina sale por los poros de brazos y piernas y la idea era sacar la nicotina del cuerpo.   Comencé a tomar mucha agua, cada vez que me daban deseos de fumar. Eso fue eliminando de mi sistema toda esa nicotina que reclamaba su poderío en mí.   En un vaso con agua había echado anteriormente unas colillas de cigarrillo y  cuando quería recordar lo desagradable que era el cigarrillo simplemente me acercaba a verlo y olerlo y para mi eso era repulsivo.  Decidí cambiar las cortinas y todas las cosas que tuviera olor a cigarrillo. Me auto sugestioné  pensando que  el olor a cigarrillo me producía nauseas y después de un tiempo realmente me producía nauseas.  Lo mejor y más importante de todo le quité el poder al cigarrillo al descubrir realmente lo que era;  un simple pedazo de papel con paja adentro.  Tres días estuve sufriendo para dejar de fumar y después tome la decisión más importante de mi vida, que esos tres día no los iba a repetir nunca más así que de ahí en adelante mis labios se mantendrían alejados de ese pedazo de papel con paja adentro que estúpidamente había estado dominando mi cuerpo, mi salud,  mi mente y me había estado robando mi dinero convirtiéndolo en humo.     ¿Cómo es  posible que una cosa tan insignificante, que no tiene vida pueda hacer tanto daño? ¿Cómo es posible que un ser humano pensante  se convierta en esclavo de papel y paja?  ¿Cómo es posible que siendo adultos dejemos que el cuerpo se convierta en un  niño malcriado que nos domine?  Cuando pasaron varios días sin fumar comencé a ver un cambio grande especialmente en el sabor de la comida y otra cosa que me impresionó bastante fue que comencé a ver los colores con más claridad, más hermosos era como si durante muchos años yo hubiera estado usando unas gafas oscuras y me las había quitado.   Cuando mi esposo llegó del trabajo el tercer día le dije “llévate esos cigarrillos porque no estoy fumando mas”.  Durante algunos meses el siguió fumando y a mi me molestaba sobre manera su humo así que le dije “hasta que no dejes de fumar no puedes volver a besarme, ah y muchísimo menos vas a tener “chaca chaca”.  Esa despedida de año se fumó el último cigarrillo antes de las doce de la noche, botó la cajetilla con los cigarrillos que quedaban  y de ahí en adelante hace más de veinte años que ni él ni yo fumamos.   Yo creí que nunca iba a dejar de fumar, pero luego de dejarlo me di cuenta de que realmente no era tan difícil, sólo necesitaba la determinación  y decirle que no a mi cuerpo malcriado.  Reconozco que el vicio físico se vence en unos pocos días pero el vicio mental se queda ahí para toda la vida pero mi parte  dominante del cerebro ha decidido simplemente DECIR NO.
                                                            COPYRIGHT:  IDALIA CASTRO CORREA