Durante casi toda mi vida he acarreado conmigo una insistente sospecha. La primera vez que me sorprendió me hizo dudar si lo que mis ojos estaban viendo era real o era simple y llanamente una ilusión. Lo cierto del caso es que a través de mi vida he tenido la sospecha de que dentro de ciertos animalitos existe un espíritu humano. No digo que en todos, pero en algunos si he presentido esa sensación tan apabullante de que realmente hay memorias, conocimiento y hasta e percibido el deseo desesperante de estos animalitos de querer comunicarse.
La primera vez que tuve esa sensación fue cuando tenía como doce años. Estaba en el balcón de mi casa que quedaba en un tercer piso. Desde allí pude observar cómo una perrita cargaba con su hocico uno por uno sus cachorritos para cambiarlos de lugar. Ella los puso en unos matorrales cerca de la carretera. Cuando terminó su faena se dispuso a salir para buscar comida y uno de sus cachorros se fue caminando tras ella. Ella comenzó a ladrarle como si lo estuviera regañando. El perrito se devolvía para su lugar y cuando ella estaba un poco lejos salía de nuevo. Entonces ella enojada volvió a regañarlo y hasta le pegó unos cuantos golpes con el hocico para que no volviera a salir de su lugar. Eso fue lo que sucedió, pero lo que yo veía era una mujer madre, tratando de proteger a sus hijos.
Más adelante en la vida, un día vi a un perro blanco de ojos azules llegar frente al portón de nuestra casa. Estaba tan feliz de haber llegado allí, tal parecía que él conocía muy bien el lugar hacia donde se dirigía. De una manera muy natural quiso lograr acceso a la casa aunque la viejita de la casa lo azoró para que se fuera. Su malestar por no poder entrar a la casa era evidente y en sus ojos pude ver su gran frustración. Eso sucedió, Pero lo que yo vi desde que lo divisé de lejos fue a un hombre muy conocido por los que vivíamos allí que anteriormente había sido dueño de esa casa y era blanco y de ojos azules. Sigo sospechando que algo de extraño hay en todo esto.
Más adelante en la vida, un día vi a un perro blanco de ojos azules llegar frente al portón de nuestra casa. Estaba tan feliz de haber llegado allí, tal parecía que él conocía muy bien el lugar hacia donde se dirigía. De una manera muy natural quiso lograr acceso a la casa aunque la viejita de la casa lo azoró para que se fuera. Su malestar por no poder entrar a la casa era evidente y en sus ojos pude ver su gran frustración. Eso sucedió, Pero lo que yo vi desde que lo divisé de lejos fue a un hombre muy conocido por los que vivíamos allí que anteriormente había sido dueño de esa casa y era blanco y de ojos azules. Sigo sospechando que algo de extraño hay en todo esto.
En otra ocasión mientras yo estaba caminando haciendo ejercicio por la calle vi un perro caminando por el medio de la carretera. Tuve la sensación de que estaba triste y a propósito quería terminar con su vida. Me detuve y le dije “mira, no estés caminando por la carretera que un carro te va a matar”. El inteligente animal cruzo la calle y siguió caminando tras de mi. En cierto lugar del trayecto le dije “mira mijo, yo no te puedo llevar para mi casa, quédate aquí y no me sigas. El animal se dio la vuelta y se fue tal y como si hubiera entendido perfectamente lo que le dije. Y sigo sospechando que algo hay de extraño.
Mi hija compró una perrita chihuahua la llamamos “Chispa”. Era prácticamente una bebé y mi hija se fue a su trabajo y la dejó solita en la casa. Ella, engreída como estaba se sintió muy sola y comenzó a llorar y a aullar. Auuuu, Auuuu, Auuuu, entonces el perro vecino comenzó a comunicarse con ella. A mi entender el perro vecino le preguntó, “¿Qué te pasa, porqué lloras? Ella le contestó “Es que mi mami se fue y estoy solita” El perro le contestó “Ay, pero no llores tu mami viene ya mismo, duérmete un ratito” “Es que tengo miedo", contestó Chispa. " No te preocupes este es un buen vecindario, y yo estoy aquí para cuidarte", dijo el perro vecino. Eso escuché yo, lo cierto del caso es que después de la conversación Chispa dejo de aullar.
Ahora me toca contarte el colmo de los colmos. En el pueblo de Caguas en Puerto Rico había un señor que era la encarnación misma de San Lázaro. Él deambulaba por la plaza con un montón de perros que lo acompañaban. Él les daba comida y los atendía. Con el pasar del tiempo su salud desmerecía bastante y ya se le dificultaba caminar. Cierto día yo transitaba por las calles aledañas a la plaza y sucede que este señor intentaba cruzar de un lado a otro. El tráfico estaba bastante tupido pero los perros que lo acompañaban hicieron como una especie de cordón y comenzaron a ladrarle a los autos para que se detuvieran. Todos nos detuvimos al ver aquel increíble despliegue de inteligencia, lealtad y amor mientras el San Lázaro cruzaba la calle escoltado por sus fieles amigos. Yo no sé, pero sigo sospechando que algo existe que nuestro entendimiento no logra racionalizar. Para concluir, sospecho, y que nadie me diga que no, pero existe algo de humano en algunos animalitos.
Copyright: Idalia Castro Correa
escribiendo2007cmc@yahoo.com:
ResponderBorrarTAMBIEN CREO LO MISMO. EL PERRO DE MI HIJA HABIA SIDO PADRE DE UNOS CUANTOS CACHORRITOS. UNO DE ELLOS SE SALIO PARA LA CALLE Y UN AUTO LO ATROPELLO FRENTE A MI CASA. CUANDO LLEGUE VI AL PERRITO MUERTO SU A SU PADRE CERCA DE EL, TAL VEZ CUIDANDOLO PARA QUE NO LO VOLVIERAN A ATROPELLAR. CUANDO FUI A ENTRAR A LA MARQUESINA DE LA CASA PUDE NOTAR CLARAMENTE LO TRISTE QUE BLACKY ESTABA POR HABER PERDIDO A SU HIJO PORQUE COLOCO SUS PATAS DELANTERAS SOBRE LA PUERTA DE MI AUTO Y COMENZO A GEMIR COMO SI FUERA UN HUMANO DESPIDIENDO A SU QUERIDO HIJO.
Querida escribiendo
ResponderBorrarEstoy segura de que son muchas las anécdotas sobre animales que sorprenderían sobremanera. También recuerdo la perrita Nana que cuando tuvo sus cachorritos se le murieron y el último que quedó vivo ella lo cargo y se lo puso en las manos a su dueña como diciéndole "encargate tu de él por que los otros se me murieron" definitivamente quería salvarle la vida a su último cachorro. Sin lugar a dudas existe algo de humano en los animalitos. Bendiciones.