jueves, 14 de enero de 2016

Priscilla Morales, Nuestra mujer de temple de hoy

Mujer de temple fue creado especialmente para resaltar la vida y obra de esas super mujeres que miramos a diario como un ejemplo a seguir.  Es muy fácil hablar sobre atistas famosas, gente que todos reconocemos y que de alguna manera nos crean cierta curiosidad de saber cómo viven  y cómo hacen para gastar sus millones, cosa que no  aporta  mucho a nuestras vidas reales.  Finalmente nos damos cuenta de lo retiradas que estan estas personas de nuestro verdadero entorno, de nuestras trabajos, vicisitudes, aún de nuestras alegrías y triunfos personales .
 Sin embargo existe en nuestro propio entorno un sin fin de mujeres valientes y aguerridas que hacen de su día a día un culto al verdadero amor que no conoce límites.  Este es el caso de esta mujer de temple que engalana nuestra portada hoy, Su nombre es Priscilla Morales. Conocí a Priscilla en un hospital especializado en personas con discapacidades severas, (muchos de ellos conectados a un respirador artificial),   donde durante algunos años ha tenido a su niña hospitalizada.
Diana es una hermosa jovencita que disfrutó de una niñez completamente normal.  A los once años de edad se le desarrolló una infección cerebral muy severa que atacó paulatinamente el resto de su cuerpo. Comenzó con convulsiones y poco a poco fue perdiendo la habilidad de moverse y caminar.  El proceso de esta enfermedad fue muy triste y angustioso.  En medio de todo ese dolor, esa frustración, ese sentido de impotencia, estaba esta madre como un ángel guardian al lado de su niña. Con una esperanza ferrea de que algún día  Dios nuestro Señor hará el gran milagro que le devolverá la salud a Diana y a ella la tranquilidad que tanto anhela.
Se necesita poseer un gran y genuino amor para convertir esta difícil situación en una que te llene el alma de alegría.  Deleitarse en romper todas las barreras que se presentan a diario para llegar al hospital después de una ardua jornada laboral, saber que aunque le duela hasta el ultimo cabello tiene que arrastrarse hasta su vehiculo para llegar junto a su hija para bañarla cambiarle la cama con sábanas limpias, ponerle sus cremas y su pajama para dejarla confortable, por supuesto que en el hospital hay enfermeras que se encargan del aseo de los pacientes, pero la mano , la experiencia, el sexto sentido de una madre es indudablemente insustituible. La madre tiene su tiempo para tongonearla, contarle las cosas que suceden afuera, cantarle, hacerle chistes, besarla, besarla, besarla...
  Esta madre ha sido fiel, apoyando a su niña en todo tiempo, Su amor sobrepasa su deber, es una de las pocas personas que se ajustan bien la falda o los pantalones y anteponen su comodidad, sus deseos, sus metas para dedicarse en cuerpo y alma a ese ser que tanto la necesita. Personas como Priscila son dignas de una gran admiración, por eso le rendimos este homenaje escrito, que todas las personas sepan su gran calidad humana y que su breve reseña llene de esperanza y luz a todas aquella mujeres y hombres que como ella han entregado sus vidas a una persona enferma o totalmente discapacitada. Dios te bendiga Priscilla,  
Dios te bendiga mujer de temple 



 Conviviendo diariamente en un hospital como este,  nos damos cuenta que todos los amores no son iguales. Vemos el abandono en su más desgarradora faceta, pacientes totalmente abandonados a su suerte, sin familiares o amigos que los vallan a visitar.  En estos lugares es que se conoce el verdadero significado del amor, ahi es donde realmente se llora (sin lágrimas) al paciente. En la visita, la mano tierna y delicada, la dulce voz dandole palabras de aliento, el abrazo reconfortante.  ¡El llanto después de la  muerte es fluido inutil, un insulto a la escencia de esa persona, es la mas grande de todas las hipocrecias!

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