TELE
TRANSPORTACIÓN
A
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ntaño:
Mi
casa, como todas las del campo donde vivía, contaba con el particular y
autóctono estilo campesino. Eran casas de madera construidas sobre una base de
socos o pilotes que las sostenían.
Muchas
veces las casas quedaban lo suficientemente separadas del suelo como para dejar
un espacio bastante amplio donde animales y niños encontraban un refugio o un
lugar donde jugar y soñar. Allí, bajo la casa, se encontraba mi refugio
favorito; un rinconcito muy especial donde mis padres guardaban los sacos de
carbón que ‘clandestinamente’ sacaban en el monte.
Tenía
este carbón una textura muy diferente al que se conoce hoy. Era fabricado con
leña de Ausubo, Maricao, Guavá o Guayaba. La confección de este carbón tomaba
varios días, en los cuales había que prestarle atención casi continua,
comenzando con el corte del árbol escogido, hasta preparar la carbonera del
todo. Existía en ese entonces una leyenda que, si mal no recuerdo, rezaba que
si se dejaba una carbonera desatendida, venía el diablo y la dañaba. Era por
eso que el que prendía una carbonera tenía que dedicarle por lo menos varios
días y noches. Mi papá, quien era un luchador constante, de vez en cuando
encendía su carbonera para después ir a vender el carbón al pueblo en su
caballo llamado Verano. El resto del carbón lo almacenaba en sacos, debajo de
la casa. Me fascinaba la textura del carbón porque me permitía escribir en los
socos o debajo del piso de la casa. Escribía cosas simples porque todavía no
iba a la escuela: papá, mamá, Idalia.
Cierto
día, en una de esas escapadas, fui a mi refugio a escribir y me di cuenta de lo
pequeña que era. Sabía que la gente crecía y que las niñas se convertían en
señoritas bonitas, como mi mamá; entonces, con todas mis ansias, cerré los ojos
y me vi adulta, caminando con zapatos de tacón alto, un vestido floreado ceñido
al cuerpo y con el cabello largo y suelto jugando con el viento. Apreté
fuertemente los ojos y dije: "Cuando abra los ojos seré una mujer
grande". Esa imagen de mi vida quedó congelada en el tiempo porque esa
niña soñadora permaneció con los ojos cerrados indefinidamente...
A
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yer:
La
fresca brisa del mes de mayo me invitó a sentarme en el balcón después del
almuerzo. Era casi la una de la tarde. Jorge (mi esposo) estaba trabajando y
las niñas (Wanda y Xiomara) estaban en la escuela. Yo me deleitaba con el
maravilloso día. Desde el balcón podía ver a lo lejos el área donde nací y me
crié. Me tocaba imaginar o tratar de recordar cómo era ese lugar tan distinto y
especial donde di mis primeros pasos, donde supe que era dueña de todo lo que
mis ojos podían ver. La libertad era completa y absoluta y el sólo hecho de
correr me hacía sentir que podía volar. Mentalmente recorrí la carretera cerca
del río, luego crucé los pelos de alambre logrando acceso al camino de tierra.
Llegué hasta la loma a casa de abuelo, caracterizada por el poste de la
luz; el único vestigio de civilización que existía en mi campo. El olor a arroz
guisado con habichuelas frescas recién cosechadas, me hizo suponer que abuela
Julia estaba cocinando en el fogón. Casi podía verla recogiendo las vainas que
contenían el sabroso grano de la enredadera enrollada en los alambres de púas.
Más abajo estaba la casa de Marta, bendecida por un espectacular bambual que
sonaba al compás del viento. Este lugar era el predilecto de los vecinos para
sentarse a conversar. Eran agradables tertulias que disfrutaban grandes y
chicos. Mientras los grandes conversaban y asaban mazorcas de maíz, los chicos
corríamos y jugábamos a campo abierto sin preocuparnos de autos que nos
atropellaran ni exponernos a peligros. Unos escalones de tierra daban acceso a
mi casita de madera, pintada siempre de azul añil. Para mi sorpresa allí,
debajo de la casa, encontré a una niña con los ojos cerrados, que al sentirme
soltó una carcajada y sorprendida salió corriendo fundiéndose conmigo en un
abrazo...
H
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ogaño:
La
brisa del mes de mayo me besa de nuevo, esta vez haciéndome sonreír y
susurrándome al alma...
¡Creciste Idalia, eres toda una mujer!
Bello bello y pues Como con to do lo que Leo termine llorando jajajaja.
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