ME ROBARON LA GUAGUA

Cierto día me aprestaba para preparar la comida y me di cuenta de que necesitaba algunas cosillas para poder terminarla.  Le dije a Jorge que fuera al supermercado a comprar lo que nos faltaba para la gran cena.  Él como siempre salió raudo y veloz para el supermercado.  Veinte minutos después suena el teléfono y Jorge me grita desde el otro lado “Idaliaaaa, me robaron la guagua”,   ¿Queeeee?  Le grito yo asustada.   Siii, me robaron la guagua.     Pero, pero, estas seguro, mira bien no sea que no te acuerdas donde la pusiste.    No, no, la he buscado por todas partes y no la veo por ningún lado, yo la estacione allí  arribita y  ahora no la veo, me gritaba desesperado.    Ok, nene, cógelo con calma, relájate, entra de nuevo a la tienda y dile a la empleada que llame a la policía porque los ladrones no deben de ir muy lejos. 

Se regresó a la tienda y la empleada llamó a la policía para que viniera al lugar de los hechos.  Jorge salió afuera y me llamó de nuevo.  Idalia,  ya llamaron la policía deben de llegar en unos minutos, me dijo.   Mientras tanto en casa ya yo había llamado a Wanda para que se quedara atendiendo la comida que ya estaba puesta mientras yo iba en rescate de mi desconsolado marido.  Cuando salgo al aparcamiento de mi casa veo que la guagua de él está estacionada allí. Eso fue el pánico total, “Ay Dios mio,  Wandaaaa, (grite alarmada)  la que se robaron fue la mía.   Lo llamo nuevamente y le pregunto, “Nene que guagua se robaron, él me contesta, la mía,  yo le grito, no, la tuya no fue, se robaron la mía porque la tuya está aquí.  ¿Queeee, que la mía está ahí,  ay, verdad es, yo ando en tu guagua , Ay, mira sí, está ahí.  Ay Dios mio que chavienda ahora tengo que esperar al policía.   Wanda y yo nos quedamos en la casa riéndonos y haciendo chistes con la situación esperando a que él llegara para (gufiarnoslo). Él llegó y todo era un relajo y un chiste, qui, qui, qui, todo muy funny, hasta que se me ocurrió preguntarle que pasó con el policía. “ Ah, pues yo le di la descripción de la guagua. Respiré profundo, perate, perate, perate, cual descripción de que guagua. Pues, de la guagua que me robaron.   ¡Condenación, pero si no te robaron ninguna guagua.  Si, pero yo no iba a pasar un bochorno delante del policía.  Oyeeee, ¿pero tu no ves que ahora ellos van a estar buscando la guagua y si te ven guiándola te van a arrestar?    ¿Que hiciste después que le diste la descripción?   Pues le dije al policía que mi primo venia a buscarme  y el condenao policía se quedó allí esperando conmigo. ¿Que hiciste después?  Pues, disimulé un ratito, después mire para la calle y levanté la mano como saludando, para que el policía creyera que mi primo había llegado y me escabullí para la guagua y entre por el lado del pasajero, una vez dentro de la guagua me tiré al piso, me quité la gorra y me senté en el asiento del chofer y me vine para acá.   Ayyyy, es que yo te mato demonio, ahora voy a tener que llamar la policía para decirle que no se robaron la guagua.   Llamé y apareció un oficial con cara de mocho boto  al cual muy gentilmente tuve que contarle una versión mejorada de los hechos. El oficial entró al estacionamiento y helas allí, las dos guaguas estacionadas en su sitio, él nos miró con desconfianza, yo lo mire con ojos de cordero manso, Jorge se hizo el loco y yo aproveché y le dije al oficial, perdone el inconveniente oficial es que últimamente él ha estado como mal de la cabeza.

 Como dice el chavo del ocho “míralo por el lado amable.” Después de todo, esta experiencia nos ha dado muchas horas de risa en nuestras reuniones familiares.