(Historia verídica narrada
por la luna)
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recuerdo de los años mozos hace revivir la imaginación y endulza el alma.
¿Quién dijo que no existe? Algunos piensan que es fábula, pero ellos-los
muchachos del barrio-todavía cuentan con emoción la impresionante historia de
aquella madrugada:
Esta
historia da inicio entre la comunidad José Mercado y el barrio Tomás De Castro
en Caguas, Puerto Rico. Guacho, Alima Olla, Córdova y otros siete,
montaron su equipo de baloncesto "Dream Team" al ser invitados
a Tomás de Castro para participar de "El Torneo
Amistoso". Aún no sé porqué le decían Guacho al más espigado de
todos. Lo que sí sé es que el negro Alima Olla se ganó el apodo
porque siempre que iba con los muchachos a dar parrandas navideñas terminaba en
las cocinas comiéndoselo todo, incluso raspando el 'pegao' de las
ollas. Córdova siempre fue llamado por su apellido y los otros siete... cada
uno tiene su larga historia.
Como
les iba diciendo, los muchachos se prepararon bien para competir en "El
Torneo Amistoso". El partido final-en el cual quedaron
victoriosos-terminó a eso de la media noche, hora en que se percataron de que
se habían quedado sin transportación. Jóvenes, vigorosos y atrevidos al fin,
decidieron regresar a sus casas caminando. Iban entretenidos haciendo chistes
de muertos y aparecidos, disfrutando del aire fresco y confortable de media
noche, aunque la densa oscuridad los hacía mantenerse desfilando uno tras otro,
como un ciempiés. Repentinamente escucharon ruidos extraños en dirección hacia
ellos que se hacían cada vez más fuertes. Parecían jadeos profundos:
"jhhh, jhhh, jhhh..." seguidos de varios trotes. Con carácter
suspicaz Guacho musitó, colocando su dedo índice en sus labios: "Sh... no
hagan ruido, parece ser un caballo". Córdova respondió tembloroso:
"No, no es un caballo, es un fantasma". Y Alima Olla vociferó:
"Dios mío, no dejes que ese Chupa Cabras me agarre, todavía soy
virgen".
Ante
la incertidumbre, Córdova se inclinó para ver al supuesto fantasma; los demás
siguieron su ejemplo. De repente Guacho exclamó: "Ay, es un toro". A
lo que Alima Olla respondió: "Eso no es un toro na'... Sí, es un toro... y
de seis patas". Si el toro de seis patas trotaba intimidantemente hacia
ellos, más corría el "Dream Team" jalda arriba, pasándole por el lado
a la cancha de baloncesto que habían dejado atrás minutos antes.
Rendidos,
se detuvieron en un claro de luz y varios segundos después vieron como mágica y
milagrosamente, el toro de seis patas se dividía ante sus ojos en tres jóvenes
atletas que estaban trotando. Los atletas pasaron por el lado de los
'valientes' muertos de la risa y ellos no tuvieron más remedio que echarse
a reír también. Finalmente retomaron su camino habiendo ganado una historia
interesante, digna de contar.
Ellos
nunca lo supieron pero allá, maleza adentro, imponente como El Josco de Don Abelardo Díaz Alfaro, musitaba el
verdadero toro de seis patas: "Un poco más y me agarra ese
monstruo. Menos mal que se regresó y pude escabullirme; preferí no
dañarme la noche haciéndole frente a un ciempiés gigante".
Moraleja-
No todo lo que parece ser, es.
A Guacho, recordando sus locuras de juventud. Carmen e Idalia Castro Correa
Priscilla Morales como me he reido idalia espero que nunca venga el chupa cabra,y que nunca llegue el toro de 6 patas. esta tremendo
ResponderBorrarKarmin Kaminante Tremenda moraleja!! Saludos, amada
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